¿Qué hay de malo en Metrolínea?
El sistema público de Transporte como agente de cambio social.
Recuerdo una reunión en la sala de juntas
de Metrolínea, en la cual todos los participantes estaban “preocupados por el
sistema de transporte”. Pero la mejor memoria de esa reunión fue la respuesta y
los gestos cuando pregunté ¿si alguien utilizaba el servicio de Metrolínea? y
claro si me podían mostrar la tarjeta que utilizaban del sistema. La respuesta
fue un silencio que me marcó mucho, y más aún al ver cómo se cometía el clásico
error de dar soluciones de algo que no se conoce; pero el problema no es
hablar, el problema es la toma de decisiones sin fundamentos.
Me convertí en un usuario frecuente de
Metrolínea para ver qué pasaba con el servicio, y de esta experiencia, por qué
no, pensar un poco desde mi perspectiva en qué se podía mejorar. No soy un
experto en movilidad ni en este tipo de empresas, sólo hice dos ejercicios
simples, fundamentados en la observación y la experiencia personal como usuario,
los cuales quiero compartir con el mayor respeto por ustedes.
El primero se orienta a entender de quien
es Metrolínea y que podemos hacer hacia una política pública, que genere
desarrollo ambientalmente sostenible utilizando el sistema público de transporte
en nuestra área metropolitana; el segundo es la experiencia de servicio como
usuario que les contaré en otro documento.
Cuando se habla del sistema público de
transporte se me vienen unas palabras a la cabeza: gente, movilidad, seguridad,
eficiencia, público, brecha social, todos…...Aquí es donde empezaron los
dolores de cabeza al tratar de entender que es lo que tenemos hoy en día los
Santandereanos para movilizarnos en nuestra capital, y más aún cuando se vino a
mi mente algunos libros, conferencias sobre eficiencia en el transporte y sobre
todo experiencias de otras ciudades como por ejemplo la de la ciudad de
Medellín, donde en los últimos años se han fortalecido esfuerzos para reducir
la Brecha social a partir de mejorar la movilidad de los ciudadanos.
Es de resaltar en la ciudad de Medellín la
aplicación de tecnologías de energía limpia para reducir los contaminantes y sus
acciones de planeación estratégica de ciudad, las inversiones públicas
adecuadas en toda el área, buscando reducir los costos por largos tiempos de
desplazamiento de sus habitantes, conjugados claro esta con elementos de cultura
ciudadana y seguridad pública, todo esto sin importar colores partidarios en
una política pública pensada en la gente.
Con lo anterior se me empezó a formar la
siguiente frase: “cómo es algo público es de todos y como es público debe ser
lo mejor” y me di la tarea revisar como está conformado el sistema en nuestra
ciudad y si este cumple con la frase anterior: Pero desafortunadamente al final
de todo encontré lo siguiente: Metrolínea no es de todos y no es lo mejor para
todos, para hacerlo más fácil Metrolínea es de unos pequeños grupos que
tienen muy bien definidos sus intereses .
Para explicarlo revisemos cómo es el
sistema desde la óptica de Gobierno y “dueños”.
Primero: la gerencia es del grupo político
de turno, que día a día sólo se ha preocupado principalmente por velar cómo se
ejecuta el cuantioso presupuesto de las obras . Éste es uno de los detonantes
de los problemas y generadores del cáncer del sistema, por el resultado de la
falta de planeación que se refleja en las demandas de las obras inconclusas y
otras acciones que tienen el peligro la vialidad financiera de la empresa.
En segundo lugar los otros “dueños”, un
grupo de empresarios del transporte más algunos pequeños transportadores dueños
de los buses o de las compañías operadoras del sistema. Pero bueno se me
olvidan los “dueños” de la empresa, la Alcaldía de Bucaramanga (principal
accionista) y los minoritarios Floridablanca, Girón, Piedecuesta y AMB,
¿pero dueños de qué?.... de las cuantiosas demandas y otros problemas, que es
lo que esperan los demandantes para cobrarnos de nuestros impuestos las
ineficiencias de las administraciones.
¿Ahora cómo se construye el sistema? aquí
viene lo mejor: con los recursos de todos, ¿entonces el sistema es si de
todos?. La infraestructura física ha salido de los recursos del gobierno
nacional (es decir, los impuestos de los Colombianos, no de los salarios del
presidente de turno, ni de los ministros, ni de los dirigentes políticos
regionales) sumado a los recursos de los Municipios que provienen de los
impuestos que pagamos los que vivimos en el área metropolitana (también debo
aclarar que estos recursos no son del bolsillo de los alcaldes, concejales ni
de los secretarios de despacho, ni de los contratistas de turno) y otro poco
del sistema, es decir del pasaje que pagan los usuarios.
En resumen, la infraestructura más las
ineficiencias como las demandas producto de la “buena” gestión administrativa
de ejecución de las obras, las pagamos todos a través de los recursos de los
impuestos (Ósea la plata suya y mía), el mantenimiento lo paga usted con una
fracción del pasaje, la empresa la dirigen unos pocos (el partido político de
turno), los buses son de otros pocos y con eso tenemos los dueños del negocio
del sistema público de transporte. Pero claro que el sistema es público porque
cualquiera lo puede utilizar, pero eso no significa que sea de todos.
El área metropolitana cuenta ahora con
nuevos Alcaldes, creo que tienen el tiempo y los recursos para que se revise
profundamente el sistema público de transporte y la empresa Metrolínea, se den
los debates serios y participativos sobre el sistema y la conveniencia de
seguir con la estructura actual. Es el momento de plantear una empresa sólida
que sea de todos, una empresa dueña de los buses que gerencie el sistema por
pulcritud y responsabilidad, una gran empresa pública de economía mixta, donde
el pueblo pueda tener acciones de la empresa y con un buen gobierno
corporativo, que convierta en una realidad de inversión a la empresa, y así
poder buscar recursos de los fondos de pensiones y porque no de fondos
internacionales a unas tasas de interés competitivas que beneficien el flujo de
caja de la empresa y respalden inversiones estratégicas. Pero sobre todo la
construcción de una gran política social, que sin importar los gobiernos de
turno mejore la movilidad de los habitantes en el Área Metropolitana de Bucaramanga.
Estamos llamados a generar ejercicios
de prospectiva sobre la ciudad, visualizar que va pasar en 30, 50 y 100
años, proyectar las inversiones necesarias para que podamos vivir en
cualquier extremo del Área Metropolitana y podamos tener el tiempo para compartir
con la familia disfrutando de lo que siempre hemos llamado la Ciudad Bonita.
Llegó momento de pensar en nuestro sistema
público de transporte, un sistema que sea para todos y en el cual todo tengamos
oportunidad de invertir y construir.
Iván Guillermo
Ramírez Zambrano
20 de
septiembre del 2016.
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